Las fracturas de falanges son bastante frecuentes y se suelen asociar a las fracturas de los metacarpianos. Es importante conocer la deformidad típica que se produce tras la fractura y que dependen de su localización.
- Fracturas en la primera falange (F1): los interóseos producen una flexión del fragmento proximal y las cintillas laterales una extensión del distal, dando como resultado un recurvatum de la falange con seno dorsal.
- Fracturas de la segunda falange (F2): Depende de si se localizan proximal o distalmente a la inserción del flexor superficial. Proximal a la inserción del flexor superficial (FS), el fragmento proximal se coloca en extensión por acción de la cintilla media del aparato extensor y el distal en flexión por acción del flexor superficial. Distales a la inserción del flexor superficial: se produce una flexión del fragmento proximal por acción del FS y una extensión del distal por acción del aparato extensor.
- Fracturas de la tercera falange (F3): Se clasifican en Fracturas aplastamiento (simple y conminuta), Fracturas extraarticulares (Transversales y longitudinales) y Fracturas articulares (volar por arrancamiento del flexor profundo, epifisarias en niños y adolescentes y dorsales (Fracturas de Mallet) secundarias a un arrancamiento de la base de F3 por el aparato extensor.


Tratamiento de las fracturas de falanges
Al igual que ocurre en las fracturas de los metacarpianos, el 85% de las fracturas de falanges se tratan de forma ortopédica y no precisan de un tratamiento quirúrgico.
Tratamiento Ortopédico
Es el tipo de tratamiento más empleado, y con el que se obtienen buenos resultados.
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La sindactilia está indicada en fracturas de falanges no desplazadas y la férula en posición funcional, está indicada en fracturas estables no desplazadas y fracturas estables tras reducción.
La consolidación no se hace patente en las radiografías hasta la 6-7 semanas.




Tratamiento Quirúrgico de fracturas de falanges
Indicado cuando se trata de fracturas inestables (no reducción anatómica o pérdida de reducción inicial).
Osteosíntesis percutánea
Es la osteosíntesis más empleada y se aplica en fracturas inestables pero reductibles. La técnica más utilizada es el enclavado axial y cruzado (Tubiana).
Al igual que Foucher, pensamos que la osteosíntesis percutánea con A. Kirschner, proporciona una estabilidad que muchas veces no es suficiente para permitir una movilización precoz.
En fracturas oblicuas y epifisarias de la articulación IFP e IFD, se puede realizar una reducción cerrada con una pinza percutánea y estabilización con 2-3 agujas transversales.
Recientemente, y dado los buenos resultados en fracturas de metacarpianos, realizamos reducción y estabilización con tornillos centromedulares retrógrados, que permiten una movilización precoz y evitan las complicaciones secundarias a dejar las agujas percutáneas (infección, movilización…).
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Reducción abierta y síntesis interna
Indicado en fracturas irreductibles, en fracturas en las que no conseguimos una reducción anatómica y estable para iniciar una movilización precoz, ante fracturas conminutas o con pérdida de sustancia que precisen injerto.
Nuestro objetivo debe ser estabilizar al máximo la fractura, e iniciar una rehabilitación precoz e inmediata, para una temprana recuperación.
Tornillos interfragmentarios
Tornillos interfragmentarios en fracturas oblicuas largas ó espiroideas, con línea de fractura 2-3 veces el diámetro de la falange.




Placas
Indicado en fracturas transversas, oblicuas cortas ó con pérdida de sustancia, y en el tratamiento de las pseudoartrosis y callos viciosos tras la osteotomía.



Fijación con tornillo centromedular retrógrado
Es una técnica muy utilizada, mínimamente invasiva, en la que tras la reducción percutánea e introducción de una aguja de Kirschner desde la zona articular, introducimos un tornillo endomedular retrógrado.
Lo hacemos con técnica anestésica Walant, que nos permite comprobar movilidad y estabilidad inmediatas y descartar malrotación.
Fijación externa
Fijación externa, de uso muy limitado para la estabilización en urgencias de fracturas con pérdida de sustancia ósea y cutánea. Los mini fijadores de Hoffmann, permiten estos montajes en la cadena digital.
En las fracturas articulares de falanges, hay que ser muy exigente en la reducción y en la estabilidad para poder realizar una movilización precoz y evitar las temidas rigideces de la mano.
Weiss y Hastings clasifican las fracturas condíleas de la falange proximal en 4 clases.
El tipo I y II son inestables y cuando se desplazan requieren fijación interna con uno o mejor dos tornillos de mini fragmentos o con 2 agujas de Kirschner transversales.
Las fracturas tipo III si están desplazadas requieren resección del fragmento dorsal y casi todas las tipo IV precisan de un tratamiento quirúrgico.
Las fracturas de las falanges, ya sea tras un tratamiento ortopédico o quirúrgico, precisan de una movilización precoz de las articulaciones para disminuir las rigideces.
Si se trata de una fractura inestable o irreductible, el objetivo de nuestro tratamiento quirúrgico debe de ser intentar la reducción lo más anatómica posible, proporcionando una adecuada estabilidad inicial para realizar una movilización precoz de los dedos, disminuir el edema y evitar las rigideces que con frecuencia ensombrecen el pronóstico de estas lesiones.
En fracturas distales tipo Mallet finger donde existe un desplazamiento de la fractura o una mala reducción, nuestra técnica de elección es la técnica percutánea de Ishiguro. También hemos utilizado con buen resultado la fijación percutánea con dos agujas roscadas de la fractura.

La terapia ocupacional tras la cirugía y el uso de ortesis temporales, son cruciales para empezar la movilización precoz y mejorar los resultados funcionales finales.